El diario de un outsider residente en los arrabales del trimundo

sábado, 28 de septiembre de 2013

De triatlón, subidas, bajadas, miedos y problemas. Una entrada dedicada


Un pilar: seguir aprendiendo
Septiembre ha sido el mes de los rencuentros. Anoche me encontré con una pareja de amigos triatletas. Aunque nuestros contextos y circunstancias son muy diferentes, me permito el lujo de llamarlos amigos. Me gustó ver sus sonrisas cálidas porque apuntaban a que las cosas estaban mejor que la última vez que los vi. Aparte de eso, volví a escuchar algo que, cuando lo oigo, me sigue sorprendiendo: a ver si escribes más en el blog, es que escribes muy bien. Triatloneando es, sin duda, un blog minoritario -soy consciente de que las emociones, la vida extradeportiva y las reflexiones peregrinas no encajan demasiado bien en un blog de temática deportiva y, menos, en uno que lleva en su nombre, con mucho atrevimiento, el sagrado nombre de la madre de los deportes más machitos del mundo mundial. Sé que nadie necesita que le dedique una entrada de este blog -sé que los blogs no son entrenamiento y que, por tanto, no solucionan nada. En un territorio donde acumular horas de entreno de calidad lo es todo, reflexionar, escribir y leer son, sin duda, contemplados como vulgares pérdidas de tiempo. También sé que figurar en el casting de este blog en concreto (el blog del tri-realismo más sucio y menos heroico) puede hasta restar puntos en el caché de cualquier aguerrido triatleta que se precie. Esto es una exageración y una broma, pero por todo eso prefiero dedicar esta entrada de manera elegante y sin nombres. Valga decir que, por muchas razones, hacía tiempo que te debía una entrada en este blog. Y te va a tocar esta -así es la vida.Espero que no te moleste y que saques algo en claro.
En todo caso, llevaba semanas gestando una entrada como esta. Además, el otro día, el amigo Iker en su blog Correr no es de cobardes (un blog que vuelvo a aconsejar desde aquí porque conjuga perfectamente contenido práctico y técnico con reflexiones personales y emocionales -sin llegar a mis desbarres, eso sí) publicó una entrada que me dio pie a seguir pensando algo que llevo rumiando todo el verano. La entrada contenía un vídeo con un episodio de Informe Robinson sobre el portero de fútbol Robert Enke, una historia deportiva de  presiones, miedos y cables psicológicos mal cruzados que acabó en suicidio.Si Iker centra su análisis en que el deporte sólo disimula y camufla problemas psicológicos pero no los elimina; mi análisis va por otros derroteros: ¿por qué cuesta tanto en el deporte poner sobre la mesa las subidas, las bajadas, los miedos y los problemas? Encuentro que, en el mundillo del triatlón popular (o aficionado, que creo que lo define mejor) esa posición de negarse a hablar de problemas, de altibajos y de miedos se lleva aun más a rajatabla.Hablemos de logros, de entrenos, de cifras imposibles, de suplementos, de equipación, de dinero -pero, por favor, no vengas ahora con altibajos, problemas o miedos.
Vaya por delante que soy un triatleta bastante peculiar. Baste recordar un poco mi planteamiento deportivo -lo que está en la base del proyecto triatloneando. A mí me gusta correr, montar en bici y seguir aprendiendo a nadar. Me gusta la actividad física como parte de un estilo de vida saludable. A mí me gusta también hacer triatlones: el nivel de subidón que experimento en el sector de carrera a pie de cualquier triatlón es difícil de igualar; el sentirme parte de unas competiciones tan vistosas estéticamente, el oir el bocinazo de salida, el ser capaz de llegar a la primera boya, a la segunda, el llegar, de vuelta, a la playa. Todo eso me gusta. Que nadie se confunda y piense que sólo me gusta el triatlón estéticamente -me gusta competir y me gusta, sobre todo, el desafío personal que supone entrenar y competir en triatlón. Aunque, claro, he aprendido a verme en mi lugar en los triatlones -si soy (o era) capaz de estar entre el 15% primero de llegados en una carrera popular, igualmente me tengo que conformar con estar entre el 30% último de llegados en un triatlón. Bueno, no os preocupéis que este párrafo va concluyendo y llegando a una de las conclusiones importantes: pienso, luego existo; hago deporte, luego pienso. Me gusta utilizar el deporte para aprender sobre deporte, sobre fisiología del ejercicio, sobre respuestas del cuerpo humano, pero también para aprender sobre mí mismo y sobre los demás. En otras palabras, encuentro que la práctica del deporte y, específicamente, del triatlón me está enseñando mucho sobre deporte pero, quizás más aún, sobre mí y sobre la vida. Yendo un par de metros más allá: no concibo el deporte aislado de otras cuestiones extradeportivas. Será por mi formación como filólogo y antropólogo, pero necesito convertir la práctica deportiva en palabras y en reflexiones sobre mí, sobre los otros, sobre la sociedad. Resumiendo, ahí van los seis pilares de mi enfoque deportivo: deporte salud-estilo de vida, deporte disfrute, deporte desafío personal, deporte aprendizaje-reflexión-fuente de conocimiento, deporte desarrollo personal, deporte anclado en mi vida extradeportiva.
Por eso encuentro tan extraño que la mayoría de practicantes de triatlón conciban el triatlón como una mera actividad deportiva centrada en el producto (horas de entrenamientos y competicioness, sin más) y desperdicien la vertiente procesual relacionada con las emociones, con lo social, con la esfera de la vida privada, con la reflexión, con el crecimiento personal y con lo psicológico. Esto es así, sin duda, porque existe una obsesión por hablar sólo de lo positivo, de lo gozoso, de los logros, de las heroicidades. Existe también una especie de veto encubierto a hablar de las dificultades, de la complicada conciliación entre el deporte y la vida personal, de los miedos y de los fracasos. No es que los triatletas aficionados no fracasen o no tengan miedos o no tengan problemas -claro que sí. Sin embargo la política de la comunidad es, o bien correr un tupido velo sobre esos temas, o bien pasar sobre ellos de puntillas. Y es que, si examináramos de manera estadística las interacciones de los triatletas aficionados en las redes sociales (Facebook, Twitter o blogs) nos daríamos cuenta además de que existen mayoritariamente dos tipos de discursos. Por un lado, los discursos centrados en lo positivo y en lo heroico, en que si aparecen problemas es tan sólo para acentuar aun más lo heroico de los logros (algo así como qué calor hace hoy pero he salido a entrenar 25 kms a 38º). Por otro lado, están los discursos centrados en la publicidad de marcas de suplementos o de equipación (a lo largo de los últimos años, las marcas de material deportivo han ido optando más y más por esponsorizar a populares para que estos hagan publicidad en las redes sociales).
Dicho todo esto, se entenderá mejor que este blog sea, cuando menos, una curiosidad en el mundillo -si no directamente una oveja negra. Pero, volviendo un poco al principio -creo que es imprescindible que cada deportista reflexione (al menos consigo mismo) y ponga sobre la mesa determinadas cuestiones: todos, no sólo Robert Enke, tenemos altibajos, problemas, vidas personales que en muchas etapas no casan con nuestras intenciones deportivas, miedos. Reconocerlos es un primer paso para funcionar como un deportista reflexivo que aprende del deporte y que es competente a la hora de interpretar ciertas señales de su cabeza.
Elaborar un análisis de cómo se entiende la práctica deportiva, tener claros cuáles son los pilares que dan sentido y subyacen a nuestros entrenos o competiciones, puede parecer una pérdida de tiempo pero, sin duda, es una herramienta imprescindible si queremos ser mejores deportistas. Y cuando me refiero a mejores deportistas, me refiero no sólo a la vertiente cuantitativa sino también a la cualitativa. Y, claro está, tampoco me quedo en lo deportivo sino que el ser mejor deportista incluye, desde mi punto de vista, otras dimensiones: la humana, la de la salud mental, la social, la de la vida emocional.
No creo que quien haya llegado a estas alturas de la entrada piense que esto son tonterías -quienes pensaran eso no habrán, seguramente, ni empezado a leer. Lo que hay detrás de todos estos pensamientos es un poco filología, un poco antropología, un poco las inteligencias múltiples de Gardner y un poco la idea de práctica reflexiva en enseñanza y aprendizaje. En resumen: me parece una pena que se desperdicien los ingredientes del deporte y del triatlón como fuente para mejorar nuestra inteligencia emocional,  nuestra inteligencia interpersonal o nuestra inteligencia intrapersonal.Claro, inteligencia espacial o corporal cinestésica sí -pero, qué pobre dejarlo ahí..
Llegando al final y volviendo al principio, resuenan ecos de otras conversaciones contigo: seguir formándome, el cariño de una madre, viajar, nadar, competir, disfrutar, aprender, vivir. Yo  tengo claro que no haré el MD de Cabo de Gata porque no estoy entrenado (para que te hagas una idea, correr 12,5k a 4'28'' el otro día fue el mayor logro del mes). Pero además porque en mi situación personal actual realizar un MD iría en contra de varios de los pilares de mi práctica deportiva: ni disfrutaría ni aprendería nada que no sepa ya ni respetaría mi vida extradeportiva. Si yo estuviera en tu lugar y situación, haría Cabo de Gata sin dudarlo; pero claro, no sé cuáles son todos los pilares de tu práctica deportiva y, por tanto, no puedo aconsejarte. Espero que las dos sonrisas sigan ahí y que las cosas, esta mañana, estén más claras.Ah, se me olvidaba: la vida no sería vida sin altibajos -yo, personalmente, desconfío seriamente de los que no los sufren.

martes, 24 de septiembre de 2013

El proyecto triatloneando y el verano de 2013

Taloneando por Lisboa
El domingo terminó el verano. Tantas cosas que decir, en lo personal y en lo deportivo; tantas cosas difíciles y tantas ganas de decirlas -ya sé que algunos pensáis que doy más explicaciones de la cuenta. Pero bueno, yo soy así de transparente y, después de todo, este blog y las redes sociales me ayudan a organizar, compartir ideas, planear y, por qué no, a aliviar la mente. Quien quiera que lea, quien no quiera que no lea. Lo más sorprendente es que, alguna gente de los que leen, siguen muy despistados en cuanto a lo que le ha pasado al proyecto triatloneando este año -como si fuera tan difícil explicarse las causas y las dificultades y las curvas y desniveles que he ido atravesando. No me gustan las excusas y no quiero que nadie piense que pongo ciertas cuestiones poderosas e implacables como excusa, pero resumir mi fracasada temporada 2013 (la temporada que no fue) en un es que no sabe nadar, pobretico, es no conocerme ni ver nada. Pero bueno, tampoco creo que sea tan importante ni conocerme ni ver lo que pasa. Para quien quiera seguir conociéndome, y sobre todo porque tanto este blog como el proyecto triatloneando seguirán para adelante, ahí va un resumen del verano 2013 a través de mis estados de Facebook a lo largo de estos meses, un verano en que sólo corrí (350 kms entre julio y agosto, lo que se pudo) y en el que todo, absolutamente todo, estuvo a flor de piel. Un resumen que necesito hacer para pasar página y abrir puertas.

30 de junio
Los geranios de mi madre. Todo, ahí fuera, imparable. Nunca hay teclas de pausa en la vida.

3 de julio
De creerme un triatleta en ciernes con destino a Río y por el que los años no pasaban a mirarme en el espejo y encontrar un cuarentón con barriga incipiente y amenazante. Qué desagradecido es el cuerpo en cuanto lo abandonas. Hoy, a la desesperada, en plan dominguero principiante, sesión de abdos. Todo preparado para salir a correr mañana temprano y estrenar las zapas más cool que he tenido nunca. Ahora, más que nunca, necesito disciplina y rutina. Atacamos el plan B y haremos lo que se vaya pudiendo...

15 de julio
Cuánto me está enseñando este mes de julio. Una licenciatura acelerada sobre fortaleza (no hablo de la mía), sobre miedos, sobre la gente, sobre mí, sobre la familia, sobre nexos, sobre certidumbres inciertas, sobre la vida que se acaba, sobre lo poco que se prodiga la amistad. Sobre duras y maduras. Sobre quienes pensaba que iban a estar con el capote y desaparecieron ante el vendaval y el ruido. Reconfirmamos: las travesías del desierto, al menos yo, las hago casi, casi a solas. Contigo, eso sí.

22 de julio
Los parones en el ritmo normal de la vida son una excelente oportunidad para replantearse objetivos, métodos, conceptos, proyectos, caras y personas, maneras de interactuar con el mundo y con la gente. Un parón, por amargo que sea, es un rito de paso. Y los ritos de paso curten y enseñan como los mejores libros. De persona confiada y social a persona escéptica y descreida. Que es como decir "from rags to riches" pero al revés y en lo social #julio

14 de agosto
Até logo Lisboa! El #stageLisbon toca a su fin: un poco de relax y desconexión acompañados de 64k de entrenos run durísimos. De las ciudades que conozco esta es la más difícil y más dura para correr.

18 de agosto
Terminar la semana con 64 km de carrera. Sin ningún objetivo concreto -las planificaciones saltaron por los aires hace dos meses. Aun así, a veces es correr por placer. A veces, correr como si me fuera la vida (y otras vidas) en ello. Y, a veces, por qué no, correr como si me guardara un as en la manga, un último cartucho por lo que pudiera pasar -aunque lo más lógico y previsible a estas alturas es pensar que la temporada de triatlones 2013 terminó para mí en junio. Porque, tal y como están las cosas, pensar en hacer Cabo de Gata en octubre me parece una payasada más en mi lista, una frivolidad o, directamente, una temeridad. Lo mejor, o lo peor, de todo es que me da igual mi tritemporada interrupta. Lo único a lo que no renuncio es a este correr por correr. Sin prisas y con ellas. Con técnica desgarbada o con pretensiones de gacela. No sin mi buff. Subiendo y bajando colinas por Lisboa, enfilando el Tajo cuando ya no es río sino mar de paja azul y luz, contemplando las olas majestuosas del Atlántico, la fealdad del polígono Urtinsa y el remanso de pseudobelleza de Polvoranca. Da igual todo excepto correr y salvar vidas a golpe de kilómetros y zancadas. Da igual todo en este verano raro excepto comprobar, con cierta soberbia y mucho alivio, que me siguen importando las cifras y los tiempos y los kilometrajes del verano. Por eso me he aferrado a cada uno de esos 64 kilómetros como si la vida (y no sólo la mía, insisto) dependiera de ellos.

29 de agosto
15k post tormenta, con olor a tierra mojada y con Polvoranca queriendo decirme adiós. El Pirulí y los escasos rascacielos madrileños, a lo lejos. Hoy no se veía el perfil del Guadarrama ni La Maliciosa, esa montaña perfecta que ha sido testigo de todos mis veranos pero no de este, tan raro y difícil. Y llegará el sábado, y la A4, y los campos de seis provincias. Esta vez en las maletas llevaré pesadumbre, que es como una pena enorme que pesa varios quintales; y, además de la pesadumbre, ganas de reinventarme profesional y deportivamente. Para la pesadumbre no hay ayudas, para la reinvención admito ayudas e ideas.

6 de septiembre
Amanece. No es poco

8 de septiembre
13k run retomando amistad con el mar y la brisa, con 2 kg más que en junio. Tres hurras por la inexistente señalización y falta de desvíos para peatones y runners en la obra del paseo marítimo. Chapuzas!!

12 de septiembre
Aunque supongo que la decisión estaba más que tomada, hoy ya me atrevo a decirlo: este año no es factible ni posible ni realista ni oportuno hacer el tri de Cabo de Gata. Otras prioridades, otras historias. Y el resumen de sensaciones sobre el tri y tantas otras cosas este año es... GAME OVER - INSERT COIN. Por más que me miro en los bolsillos, no llevo ni una moneda

13 de septiembre
"Acuérdate de quién eres" -leo eso por ahí y caigo en la cuenta de que, en gran parte, esa es la clave. El problema no se resuelve del todo cuando uno es proclive a haber ido acumulando con entusiasmo identidades múltiples y fluidas. Pero bueno, ahí va la idea. Feliz viernes

13 de septiembre
Por fin una buena noticia!! Aprovechando la tesitura voy a ver si echo 12k de carrerita. A intentar acordarme de quien soy. Objetivo: deporte salud y bajar 2kg muy tontos

15 de septiembre
Tras 2 meses y medio sin nadar, hoy he nadado (algo) en la Cala del Cuervo y en el Playazo. Me complace anunciar que, aunque lo hago tan regular como antes, no se me ha olvidado nadar!! No es poco...

18 de septiembre
Hoy me he encontrado con un compi del tri. También en el dique seco. He oído este año tantas historias de lesiones físicas y mentales, de gente desmotivada y desmoronada, hecha pedazos, de altibajos y de trirresquemores como para escribir una novela gótica. Algo se estará haciendo mal cuando hemos convertido esto en una puritita montaña rusa incompatible con vidas ordinarias. Mis desánimos de los últimos meses tienen explicaciones extradeportivas -aun así, miro y remiro y veo poco más que negocio (¿con quién de nosotros no se ha hecho negocio en los últimos meses?) y unas exigencias compatibles sólo con vidas monocolores y marcianas. Aún así, soy un libro en blanco que sabe que lo bueno de esto es que siempre, si quieres, renaces y recomienzas. Aun así, para complicar las cosas, hoy he echado cuentas y he visto, otro salpicón de reality, que no llego ya al Maratón de Málaga. Siempre nos quedará 2014. Eso sí, independiente y muy muy descreído.

19 de septiembre
Queda definitivamente cerrada la temporada 2013. Acabo de inaugurar 2014 con 12k a ritmo de mar. Me acompañan Matt Fitzgerald y quienes queráis venir.

21 de septiembre
Siempre llegamos a donde se nos espera. Y Polvoranca parece que siempre está ahí, esperando: 14k run en ayunas, quemando michelín (eso espero). Ahora a pasar el día con mi madre.

22 de septiembre
Hoy ha tocado volver a por la magia de Polvoranca. 15k predesayuno tirando de michelín y persiguiendo no pensar mucho. Termino la semana en unos cutres 41k -hoy, pensando que me sorprende la gente que no corre. Sin duda, de lo que tengo entre manos y contemplo a mi alrededor, correr unos kms en ayunas es lo más fácil. Cuántas cosas difíciles en la vida -aunque, como me dijeron hace tiempo, las cosas que merecen la pena son difíciles. Y claro, la vida, para que merezca tanto la pena, no puede ser fácil. Consuelo o puritita realidad. Buen domingo!